viernes, 4 de septiembre de 2009

Bienvenidas y despedidas

El más allá de las bienvenidas y despedidas del Aeropuerto Jorge Chávez, donde no solo hay lágrimas de tristeza y alegría.

15:30.p.m. con 1 hora de retraso llega el vuelo procedente de Santiago de Chile con la llegada de un grupo de estudiantes que atraen todas las miradas de los que esperan ansiosamente ver salir una cara conocida de esa grande puerta que dice Bienvenidos al Aeropuerto. Un grito de alegría y una trotada como a lo Forrest Gump y dejando caer las maletas genera el encuentro con su compatriota que los espera con los brazos abiertos.

Entré desconcertada al aeropuerto, pues en todo momento, estaba en búsqueda de una buena historia, desde la entrada miraba el Hotel Costa del Sol, que queda frente al aeropuerto, mirando atenta sin que presenciara nada fuera de lo común, nada que pueda contar. Al entrar dije dónde puedo buscar la historia, y me senté por un corto tiempo en el área de las llegadas nacionales, estuve acompañada de gente que en realidad si esperaba a alguien, pues hubo gritos de emoción, bienvenidas pasivas, otras muy emotivas. Pero pasaba la hora e iban llegando incontables personas, pero mi espera fue en vano, pues mi historia nunca llegaría por ahí. Abrumada un poco, por el no tener un lugar fijo a donde ir y no encontrar nada novedoso que hiciera desatar mi imaginación, decidí subir a la segunda plana, y observar las salidas y ya no las llegadas, subí relaje la mente y la vista.
El Aeropuerto internacional Jorge Chávez, es el lugar perfecto donde encuentras personajes de todas las razas, de todos los países, hablantes de todas las lenguas y se aprecian las más variadas costumbres y estilos.El tiempo cumple un papel importante ahí, pues es el que rige todo el movimiento del aeropuerto, la hora de salida del vuelo tal y las horas de llegada y el tiempo de retraso. Y como olvidar el tiempo de reencuentro, el tiempo que no viste a tus familiares, o el tiempo que pasará hasta que vuelvas a pisar ese mismo lugar.

Después de todo el momento que estuve merodeando por todo el lugar accesible de pisar en el Aeropuerto en búsqueda de una historia, decidí que mejor empezaría por buscar a mi personaje principal y mientras más y más buscaba no me di cuenta que estaba en mis narices, era pues, él, el causante de que cada personaje de esta crónica llegará a su destino, caminaba rodeado de aeromozas, una más delgada que la otra, con un traje impecable y una simpatía única: El Piloto.(En realidad se parecía mucho al personaje que realizó Leonardo DiCaprio en Atrápame Si puedes cuando entraba al aeropuerto rodeado de aeromozas que él mismo había seleccionado, con trajes azul con líneas blancas.) Iba con mucha prisa, y caminaba tan rápido que muy pronto dejó a sus acompañantes muy atrás.

Siguiéndolo con la mirada, con mucha cautela, quería observar a donde se dirigía. En ese preciso instante un grupo de jóvenes interrumpieron esa misión. Y perdí de vista a mi Piloto. Seguí el camino por el cual había una posibilidad que podía haber ido pero no estaba.
Bajando por las escaleras me pareció ver a mi personaje principal, y apresurada poniéndome los lentes, porque sin ellos no podía reconocerlo, me di con la sorpresa que era una falsa alarma, no era mi piloto. Cuadrando la foto, un poco más a la derecha, no muevas la cabeza, riéndonos por las fotos en las que salía con los ojos medios dormidos. Se tropezó conmigo una mujer con su niño, que por el acento parecía cubana, al intentar entrar por la puerta de control de preembarque donde me estaba tomando la foto.-¡UY! ¡Está cerrada la puerta chica!- Me dijo. La oriente, tenía que entrar por la siguiente puerta, se fue de prisa llevando de la mano a su niño que con una barra de chocolate en la otra mano con las justa podía seguirle el paso a la apurada mamá.

Despidiéndonos así del Jorge Chávez, tomamos la última foto. Y nos dirigíamos a la salida, iba mirando las letras rojas del hotel cuando de pronto vi la mano de mi amiga que me señalaba el pasadizo que unía el segundo piso del aeropuerto con el Hotel, dirigí de inmediato mi mirada hacia lo señalado y vi fumándose un cigarrillo y sumergido en la soledad de ese espacio, a mi buscado piloto.

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